Manifiesto de un Fotógrafo de bodas en Huesca

A veces, el escenario lo crea tan solo una mirada. Otras en cambio, un componente del decorado como un riachuelo que discurre ondulante, sublima ese gesto. Y también, en muchas ocasiones, el ambiente lo conforman la mirada, el riachuelo y la música de un violín.

Hacer que esa mirada se desvanezca ondulante mientras suena un violín, en nuestro trabajo. Estar, observar… Los detalles son el hilo conductor, vosotros sois la historia, no los personajes. Vosotros sois los que contáis, vuestra historia de amor es la mágia, eso que habita entre los huecos de vuestros abrazos.

¡Clic!, lo retenemos para siempre.

Como fotógrafo de bodas en Huesca, os proponemos eso; detener la luz de esa mirada, el eco del riachuelo y el violín, el olor de aquel verano. Preservar la magia. Nos sentimos afortunados de vivir donde vivimos, ser fotógrafo de bodas en Huesca es excepcional. Nuestra ciudad rodeada de montañas, contiene pueblos singulares, bosques secretos, castillos medievales, campos infinitos… Nuestra naturaleza forma parte del decorado que brinda un paraje de ensueño y un enclave único. Rincones que solo están a la altura de los sueños de los mejores directores de fotografía. Encontraremos el espacio para el reportaje perfecto. Pero somos inquietos, vagamundos, crecemos en nuestros viajes, no paramos.

La Fotografía para nosotros es un círculo creativo en el que conviven las imágenes, la estética, lo natural, las luces y sombras. Nuestro trabajo es hacer que que todos estos elementos no noten que nosotros también residimos en ese círculo. Volvernos invisibles. Documentar todo lo que vemos; fotografiar los brillos de la fiestas, el silencio del pasillo, la lluvia de arroz, lo mundano, lo divino. Ser testigos de primera mano.

Nos alimentamos de imágenes, por eso vamos a donde quieras. Nos desplazamos con el equipo al lugar de tus sueños, que pronto pasará a formar parte del nuestro.